Recomendaciónes
Guía básica tras cirugía de PTR

Esta guía ha sido diseñada para orientarle y ayudarle en su recuperación, las indicaciones contenidas son de carácter general; no se pueden aplicar indistintamente a todos los pacientes. Por lo tanto, le rogamos consulte con su médico las circunstancias especiales que puedan existir en su caso, así como los riesgos y limitaciones que puedan resultar para usted. Estas recomendaciones tienen que ver con el momento y la forma de la marcha en carga, las precauciones que debe tener en cuenta y los ejercicios personalizados que le pueden ayudar en su rehabilitación.

Los consejos prácticos incluidos aquí son particularmente útiles para las primeras semanas después de la intervención y deben ayudarle para su retorno a la normalidad y volver a ser autónomo/a para las actividades de la vida diaria.

No empiece los ejercicios que aquí se proponen sin el consentimiento de su cirujano. Algunos ejercicios, de hecho, pueden no estar indicados o ser peligrosos para usted.

Será útil, al principio, seguir también los consejos de su fisioterapeuta y aprender los ejercicios con él.

Cuando haga los ejercicios usted solo/a, no los fuerce nunca ni se provoque dolor. Si algún ejercicio es doloroso, no lo haga y consúltelo con su cirujano.

¿Qué es una prótesis total de rodilla?

La artroplastia total de rodilla consiste en la sustitución de la articulación natural por una articulación artificial cuando aquella está dañada por artrosis, artritis reumatoide, fractura u otras enfermedades.

La rodilla es la articulación más grande del organismo y, curiosamente, la que tiene unas superficies articulares óseas más incongruentes. Para hacer congruente lo incongruente y dar estabilidad a una articulación tan móvil y tan importante como la rodilla, son necesarios los meniscos, los ligamentos, la cápsula articular y los tendones que se insertan en su periferia y le confieren el movimiento.

Las superficies óseas articulares están recubiertas de un tejido especial llamado cartílago y lubrificadas por un líquido sinovial. Cuando la articulación está sana, el cartílago está totalmente liso y los movimientos se realizan sin ningún tipo de dolor ni de limitación.

Cuando un elemento estabilizador se rompe o falla, el equilibrio articular se rompe y sobreviene una artrosis secundaria. Cuando es el cartílago el que se deteriora, el resultado final puede ser el mismo, aunque entonces se le llama artrosis primaria.

Usted ya sabe cuáles son los síntomas, dolor al caminar, disminución progresiva de la distancia que puede recorrer sin sentir dolor… hasta que finalmente el dolor termina por no desaparecer, incluso durante el reposo. Al principio de los síntomas, el tratamiento con medicamentos analgésicos o antiinflamatorios, las infiltraciones intraarticulares, la fisioterapia, o el uso de un bastón pueden solucionar el problema. Sin embargo, con el paso del tiempo estas medidas ya no alivian el dolor y la incapacidad se hace cada vez mayor. En ese momento, su médico puede plantearle la posibilidad de una operación para colocarle una prótesis total de rodilla (PTR).

A la intervención de prótesis total de rodilla se le llama también cirugía de reemplazo total de rodilla o artroplastia de rodilla, puesto que sustituye las superficies articulares desgastadas o enfermas de la rodilla natural por unas superficies artificiales que imitan la forma y los movimientos de la rodilla fisiológica. Consiste en un componente para recubrir la superficie del fémur, otro para recubrir la superficie de la tibia y un inserto de polietileno para hacer que las superficies sean más congruentes.

Esta intervención puede aliviar el dolor, corregir la deformidad del eje de la pierna y facilitarle el retorno a las actividades de la vida cotidiana, aunque también tiene sus riesgos y sus complicaciones, como el aflojamiento mecánico, la infección (rechazo) y el tromboembolismo venoso. Tanto para la una como para la otra, se hace una prevención específica, con antibióticos antes de la intervención en el primer caso, y con anticoagulantes y medios físicos durante un mes y medio en el segundo.

En el apartado “prevención del tromboembolismo tras Artroplastia en Miembro Inferior” se explica lo debe hacer para evitar la trombosis venosa profunda, muy frecuente en esta cirugía.


Consejos prácticos después de una prótesis de rodilla

Durante los primeros días tras la intervención quirúrgica, durante su estancia en el hospital y salvo que su médico le indique lo contrario, debe comenzar a movilizar la rodilla.

Ejercicios de cuádriceps

Tumbado en la cama, coloque una toalla plegada debajo del tobillo y trate de “aplastar” la rodilla hacia abajo para contactar con la cama, contrayendo el músculo del muslo. Manténgala estirada 5 segundos y descanse. Repita la operación 5 minutos cada hora.

Flexo-extensión sentado

 Sentado/a en el borde de la cama, deje que la pierna caiga en favor de la gravedad. Cuando se haya flexionado, inténtela estirar y vuelva a dejarla caer. Repita la operación varias veces, mañana y tarde.

Al principio, puede ayudarse con la otra pierna: con el muslo bien apoyado, se coloca un pie detrás del talón de la rodilla operada como apoyo (Fig 1). Se dobla la rodilla lentamente tanto como se pueda (Fig 2), pudiendo cambiar el pie sano a la garganta (dorso) del pie para ayudarse a doblar la rodilla (Fig 3 y 4).

Se mantiene durante 5-10 segundos y después se vuelve a estirar ayudándose con el pie bueno detrás del talón.

Levantarse de la cama

Recién operado de una prótesis de rodilla, se recomienda hacerlo de la siguiente manera: primero nos acercamos al borde de la cama (Fig 1), continuamos colocando la pierna NO operada debajo de la intervenida sin hacer fuerza (Fig 2). Posteriormente gire el tronco y las caderas en bloque hasta sentarse en el borde de la cama (Fig 3).

Deje bajar las piernas despacio para terminar retirando la pierna sana de debajo de la operada (Fig 4). Y ya puede coger el andador o las muletas para ponerse de pie apoyándose sobre la pierna sana.

Acostarse en la cama

Para acostarse lo hacemos al revés: nos sentamos en el borde de la cama, levantamos la pierna operada con ayuda de la sana y giramos el cuerpo, con la pierna no operada sosteniendo la operada.

Movilización precoz

Aunque probablemente desee permanecer en la cama después de una intervención mayor como la PTR; ha de saber que la movilización precoz es muy importante, tanto para evitar una trombosis venosa, como para iniciar lo más pronto posible el tratamiento de rehabilitación. Es muy posible que, en los primeros días del postoperatorio, le coloquen un dispositivo de flexo-extensión pasiva (habitualmente llamado “Kinetec”) que le doblará y estirará cíclicamente la rodilla. Este dispositivo se puede graduar tanto en velocidad como en capacidad de flexión, y le permitirá ganar movilidad progresivamente sin provocarse dolor.

A partir del primer día tras la cirugía, comenzará a salir de la cama y a sentarse en una silla. También le indicarán iniciar precozmente los ejercicios de rehabilitación y puede que sea valorado por el Servicio de Rehabilitación. En cualquier caso, después de los ejercicios de rehabilitación, es conveniente colocarse una bolsa de hielo envuelta en un paño o en una toalla y mantenerlo un máximo de 20 minutos cada 3-4 horas.

De pie y andando

Si ya tolera la sedestación, y salvo contraindicación de su médico, comenzará a caminar a partir del segundo día. Necesitará unas muletas o un andador para hacerlo, aunque, mientras su cirujano no le diga lo contrario, podrá apoyar el peso sobre la pierna operada desde el principio, porque habitualmente las prótesis de rodilla son siempre cementadas y, excepto en los recambios en que el hueso está debilitado, permite hacer una carga precoz.

Con todo, no gire sobre la pierna operada, especialmente cuando cambie de dirección y evite estar mucho rato de pie. La recuperación de la marcha es algo que se va consiguiendo poco a poco. Debe seguir, en todo caso, las instrucciones que su cirujano le dará al respecto.

Para obtener más información del uso de las muletas en las diferentes situaciones consulte el apartado “Uso de las muletas”.

Para sentarse

Evite asientos muy bajos o inestables. Escoja una silla fija, recta y alta, a poder ser con reposabrazos. Si no es lo suficientemente alta, puede colocar un cojín o una manta doblada para conseguirlo.

Para sentarse, acérquese a la silla hasta tocarla con las piernas. Apóyese sobre el reposabrazos y siéntese poco a poco, manteniendo la pierna operada un poco estirada.

Actividades en casa

Probablemente necesitará usted ayuda en su domicilio cuando le den de alta del hospital. De todas maneras, ya verá que no está invalidado/a para las actividades domésticas habituales, aunque sí para salir a la calle, comprar o hacer las faenas de la casa. La ayuda familiar es la solución más rápida y eficaz para este período del postoperatorio tardío. Poco a poco, ya verá como es capaz de hacer mas cosas y de recuperar de nuevo toda su autonomía.

Para lavarse

Es preferible la ducha a la bañera. Con todo, si desea tomar un baño, es prudente utilizar un asiento adaptado que se fija a la bañera. Procure entrar y salir de ella con cuidado, sujetándose a algún asidero si es posible. Para la ducha, puede serle muy útil una silla de plástico o un taburete, puesto que siempre es mejor lavarse estando sentado. Recuerde colocar una alfombrilla antideslizante para evitar resbalones o caídas.

Le puede ser útil una esponja de mango largo y un calzador también largo si todavía no puede doblar suficientemente la rodilla. En este caso, para secarse los pies evitando agacharse, es útil emplear un secador de pelo o una toalla grande.

Mientras la herida no esté curada y mantenga las grapas o la sutura, no debe mojarse ni dejarse al aire. En cualquier caso, siga las instrucciones de su médico para mantener la herida limpia y seca.

Calzado

Es aconsejable utilizar siempre zapatos cerrados, que cojan bien los pies y con suelas antideslizantes. Durante las primeras semanas pueden ser muy útiles las zapatillas deportivas con cierre de velcro o los mocasines.

No son convenientes los tacones de más de 3 cm ni los zuecos. Si lo son, aunque no necesarias, las plantillas viscoelásticas de amortiguación de cargas que, recuerde, necesitan de un calzado más alto y más ancho que el que lleva habitualmente.

Para calzarse, evite el apoyo sobre una sola pierna. Siéntese y utilice un calzador de mango largo.

Medicación

Tome usted la medicación que le haya sido prescrita, especialmente el anticoagulante (las inyecciones de heparina o, ahora, los nuevos anticoagulantes orales) para evitar la formación de trombos en las extremidades, y durante el tiempo que le indique su médico.

Si se inflama la herida, aparece caliente y enrojecida o supura, comuníquelo enseguida, así como si tiene fiebre (más de 38º C), la pierna operada se le hincha súbitamente o aparecen síntomas como dificultad para respirar, dolor torácico, taquicardia (palpitaciones) o cualquier otro síntoma que no le parezca normal.

A partir de lsegundo mes de la operacion

La vuelta progresiva a la normalidad debe hacerse siempre con prudencia, tomándose su tiempo en toda actividad y sin forzar nada nunca.

Hay que evitar los movimientos bruscos y las contorsiones con la pierna operada. Si quiere coger algo del suelo, tire hacia atrás la pierna operada e inclínese hacia delante.

Para ir en coche, al menos los dos primeros meses, utilice los asientos delanteros con el respaldo bien hacia atrás. Para entrar, siéntese de lado y gire la pelvis, entrando las dos piernas en bloque. Para salir, lo mismo, gire en bloque la pelvis y levántese.

Recuerde que una persona operada de una prótesis total de rodilla no tiene, desde el punto de vista médico, contraindicación para conducir un automóvil, aunque es prudente esperar a utilizarlo a partir del segundo mes, y siempre teniendo en cuenta las recomendaciones generales mencionadas más arriba.

Hay que recordar también, sin embargo, que el Código de Circulación prohibe la conducción con inmovilizaciones, férulas o muletas sin un permiso especial, por lo que a menudo habrá que esperar a no llevar ya estas últimas.

Tras haber sido intervenido/a de PTR es preciso realizar ejercicio regular para restaurar la movilidad y la fuerza de la rodilla y reincorporarse a su actividad previa. Aunque pueden resultarles incómodos al principio, estos ejercicios le ayudarán en su recuperación y, cosa muy importante, le harán disminuir el dolor postoperatorio y el riesgo de una trombosis.