Viscosuplementación
Ácido Hialurónico
¿Qué es el ácido hialurónico?
El ácido hialurónico (AH), también denominado hialuronato, es un polisacárido glucosaminoglicano no sulfurado, distribuido ampliamente en el cuerpo humano. La estructura del AH consiste en una cadena de diferente longitud de un disacárido (glucurónico y N-acetilglucosamina). El peso molecular oscila entre los 5000 Da y los 20 millones de Da. En el cuerpo humano el peso molecular medio es de unos 4 millones de Da. Es soluble en agua en forma de sal sódica. Fue descubierto en el humor vítreo del ojo bovino en 1934.
El AH forma parte del tejido conectivo (es un componente fundamental de la matriz extracelular) y del líquido sinovial (aumentando su viscosidad). La piel y el cartílago son dos tejidos ricos en ácido hialurónico y en ellos juega un papel importante. El AH juega un papel importante en los procesos de reparación de las heridas y agresiones en la piel.
El uso de AH en forma de inyecciones intraarticulares en pacientes con artrosis de rodilla (gonartrosis) recibió el nombre de viscosuplementación, y fue la primera indicación en traumatología y cirugía ortopédica. La finalidad de este tratamiento es conseguir un efecto lubricante, mecánico y bioquímico en la articulación afectada de artrosis, obteniéndose un alivio, al menos parcial, de los síntomas dolorosos y una mejora de la función. El efecto no suele ser inmediato sino a largo plazo. Hay estudios en los que se ha demostrado su eficacia y seguridad, mejorando el dolor y la función, y retrasando en pacientes con artrosis severa de rodilla la implantación de una prótesis.
En los últimos años la infiltraciones con AH se han extendido a otras articulaciones, como el tobillo, la cadera, el hombro e incluso pequeñas articulaciones de la mano o la temporomandibular.
Las jeringas precargadas suelen llevar sal sódica de AH (hialuronato sódico en concentraciones de 1-2%). El AH se obtiene principalmente de la cresta de gallo o por fermentación bacteriana. Se han desarrollado sistemas de enlaces o estabilización para mejorar la viscosidad y disminuir la degradación o frenarla.
Además se han desarrollado matrices (scaffolds) de ácido hialurónico que se utilizan en el tratamiento quirúrgico de lesiones del cartílago articular, sirviendo de soporte para la reparación de defectos focales.
Actualmente existen también preparados orales de AH que parecen ser efectivos en pacientes afectados con artrosis y enfermedades del cartílago articular.
Nuestra experiencia
Las inyecciones intraarticulares de ácido hialuronico son un tratamiento habitual en nuestra práctica clínica diaria. Utilizamos viscosuplementación en las articulaciones afectadas de cambios degenerativos, artrosis o condropatías. La rodilla es la articulación que con más frecuencia recibe este tratamiento, pero lo hacemos en tobillo, cadera, hombro, codo, muñeca, e incluso en articulaciones de la mano o el pie. También utilizamos el AH en infiltraciones junto a corticoides en pacientes con dolor de origen articular sin lesiones anatómicas importantes o en los que el tratamiento conservador no es útil.
Por último en muchas intervenciones por artroscopia (en las que se trabaja con la articulación llena de suero fisiológico), ponemos ácido hialurónico al terminar para mejorar la recuperación.
En los pacientes con síntomas leves y en todos los operados con alguna patología del cartílago recomendamos suplementos orales de ácido hialurónico y condroprotectores como la condroitina y la glucosamina.
¿Cómo es la Infiltración de Factores de Crecimiento de Plaquetas?
El proceso se hace de manera ambulante (sin ingreso) y dura en total en torno a 45 minutos. Primero el personal de enfermería de la empresa que comercializa los sistemas de PRP saca la sangre y se prepara hasta obtener los PRP (alrededor de 20 minutos). En la siguiente media hora, debemos realizarte la infiltración, la cual se puede hacer en consulta si se trata de una estructura superficial (tendón de Aquiles, tendón rotuliano, tendón supraespinoso) o en la rodilla (condromalacia), realizándose en una sala preparada/quirófano en infiltraciones mas cruentas o durante una cirugía por artroscopia. Siempre preparamos un ambiente estéril y realizamos un estudio de ecografía previo para localizar la lesión a tratar en el caso de tendones. Una vez localizada la lesión y elegido el plano de entrada de la infiltración (debemos estar cómodos para ver y para trabajar) procedemos a inyectar el plasma difundiéndolo por la lesión y siempre de manera pausada para evitar dolor en el paciente.