¿Qué son?
Las fracturas en tallo verde son un tipo de fracturas características de los niños. Se producen cuando un hueso se dobla y se fisura (debido a su mayor flexibilidad), en lugar de romperse por completo (típico de los adultos). Se caracteriza por ser una fractura incompleta, con ruptura del periostio y la cortical en el lado de la convexidad del hueso, mientras que en la zona cóncava el periostio no llega a romperse, como consecuencia el hueso no está totalmente roto (fractura incompleta), pero los fragmentos se desplazan y presentan una angulación de amplitud variable que es preciso corregir.
La fractura tiene un aspecto similar a lo que sucede cuando se intenta romper una pequeña rama «verde» de un árbol.
La mayoría de las fracturas en tallo verde se producen en niños menores de 10 años. Este tipo de fractura se produce comúnmente en los niños debido a que sus huesos son más blandos y flexibles que los huesos de los adultos.
Todas las fracturas en tallo verde, aún las más leves o sin desplazamiento deben de inmovilizarse con una férula o yeso cerrado. Pero en casos más graves o con mayor desplazamiento puede ser necesario una reducción cerrada bajo control escópico y sedación y colocación de yeso cerrado. Este yeso tiene la función de mantener la reducción conseguida para que el hueso pueda consolidar, y también puede ayudar a evitar que el hueso se rompa por completo si el niño vuelve a caerse.
Causas
Las fracturas en tallo verde suelen darse típicamente en la infancia, sobre todo muy característico en menores de 10 años y ocurren frecuentemente tras una caída.
Las fracturas en tallo verde afectan por lo general a la porción central o diáfisis de los huesos largos de los niños, sobre todo a la región del antebrazo, muñeca y clavícula. Raramente se produce en otros huesos como la tibia y el femur. Cuando afecta al antebrazo puede existir fractura del cúbito, el radio o ambos huesos simultáneamente.
Factores predisponentes
El riesgo de las fracturas en tallo verde es mayor en los niños pequeños porque sus huesos son más blandos y más flexibles que los huesos adultos. En una fractura en tallo verde, el hueso se dobla y se agrieta, en lugar de romperse por completo. La mayoría de las fracturas en tallo verde se produce en niños menores de 10 años.
Clínica
Los signos y síntomas varían según la gravedad de la fractura en tallo verde. Las fracturas leves en huesos del antebrazo se pueden confundir con esguinces u hematomas, presentando una movilidad prácticamente normal y un dolor muy selectivo sobre el hueso afectado. En niños muy pequeños a veces lo único objetivable es que no usan esa mano para jugar. Las fracturas en tallo verde más graves pueden provocar una deformidad notable, acompañada por mucho dolor e hinchazón.
Tipos
Los más leves a penas son imperceptibles en radiografías, pudiendo presentar solo una mínima incurvación en una de las corticales óseas y presentando un dolor muy selectivo a dicho nivel.
Un tipo muy característico son las llamadas fracturas en rodete o torus, en las que el hueso presenta un abombamiento circular localizado en un punto oseo, son fracturas estables y su tratamiento se es igual que las fracturas leves en tallo verde (realizando una inmovilización con férula o yeso cerrado).
Las mas graves presentan una gran deformidad, pero en donde una de las corticales óseas debe presentar continuidad, en estos casos es necesario una reducción cerrada bajo escopia y sedación y colocación de yeso cerrado para evitar en desplazamiento.
Cuándo consultar al médico
Comunícate con el médico si tu hijo tiene un dolor persistente en una extremidad lesionada. Busca atención médica inmediata si tu hijo no puede sostener peso o tiene un dolor, una deformidad o una hinchazón notable.
Diagnóstico
El diagnóstico de forma general es clínico, siendo necesario un estudio radiológico con radiografía simple en el que se incluyan al menos dos proyecciones y es necesario incluir tanto la articulación proximal y distal al hueso afectado.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de fractura y del grado de desplazamiento. En casi todos los casos el tratamiento suele ser conservador y no quirúrgico.
En las fracturas más leves, como las fracturas en rodete o torus, puede que sólo necesiten el soporte de una férula o yeso hasta que suelden.
Para las fracturas más severas con gran angulación, es necesario una reducción cerrada bajo escopia y sedación y colocación de yeso cerrado para evitar en desplazamiento secundario.
Una fractura estable, como una fractura en rodete, puede requerir alrededor de 3 semanas de yeso. Una lesión más seria, puede necesitar estar inmovilizada de 6 a 8 semanas.
El tratamiento quirúrgico, se reserva para casos graves y de gran desplazamiento en donde no se consigue una reducción aceptable o la fractura es muy inestable tras su reducción. En estos casos, se suelen usar unos clavos (agujas de Kissner o TENS) que mantienen la reducción hasta la consolidación y que posteriormente son retirados.
Desde este blog como siempre intentamos dotar al paciente de información fiable y sobre todo recordar que para un diagnóstico y tratamiento correcto, debe visitar a su traumatólogo de referencia.