La cirugía de ligamento cruzado anterior es un procedimiento para reconstruir este importante ligamento que se encuentra en la parte central de la rodilla; entre los dos cóndilos de la rodilla. El ligamento cruzado anterior (LCA) une el hueso de la tibia con el hueso del fémur. Una rotura de este ligamento puede provocar que la rodilla “falle” o se sienta una inestabilidad anterior y en rotación interna vía habitual o durante la actividad física, con mayor frecuencia durante los movimientos de paso antero lateral o cruzado.
Hoy hablaremos del proceso de recuperación para las personas a las que se les practica una cirugía de LCA. Desde los primeros días tras la cirugía hasta el retorno completo a la actividad, abordaremos las distintas fases y ejercicios recomendados para una recuperación satisfactoria.
Periodo inmediatamente posterior a la operación
Inmediatamente después de la cirugía de LCA, los pacientes deben priorizar el cumplimiento de las instrucciones postoperatorias proporcionadas por el equipo quirúrgico. Esto incluye el manejo cauteloso de las actividades de apoyo de peso en función de si hay lesiones concomitantes a nivel de menisco o cartílago, la utilización de equipos de apoyo como muletas, y la aplicación de modalidades prescritas como la crioterapia y la terapia de compresión para minimizar las molestias y la hinchazón. Además, llevar a cabo ejercicios suaves y controlados de movilidad articular, siguiendo las indicaciones de un profesional sanitario cualificado, es vital para prevenir la rigidez articular y favorecer la rápida cicatrización del lugar de la intervención.
Asimismo, es esencial acudir a las revisiones periódicas con el equipo quirúrgico y el fisioterapeuta designado para controlar el progreso del proceso de recuperación y facilitar los ajustes oportunos en el programa de rehabilitación. Estos esfuerzos contribuyen conjuntamente a establecer un marco sólido para un viaje de recuperación satisfactorio y sostenible tras la cirugía de LCA.
Primeros días tras la intervención
Tras la cirugía del ligamento cruzado anterior (LCA), los primeros días son cruciales para establecer el tono del proceso de recuperación. Durante este tiempo, es imperativo dar prioridad al reposo y al control de las molestias postoperatorias. Se aconseja a los pacientes que tomen los analgésicos prescritos y, si es necesario, utilicen crioterapia y/o en combinación con presoterapia para aliviar la hinchazón y el dolor. Además, es frecuente el uso de muletas para desplazarse durante esta fase, a fin de minimizar la carga de peso en la pierna operada y asegurar la protección del lugar de la intervención. También debe de iniciarse la fisioterapia para facilitar ejercicios suaves de movilidad activa y pasiva de las articulaciones, a fin de evitar la rigidez articular y la atrofia muscular.
Podemos introducir progresivamente ejercicios básicos, de tobillo, de cuádriceps e isquiotibiales, son esenciales en los primeros días para promover la circulación sanguínea, la activación muscular y la movilidad articular. Estos ejercicios ayudan a prevenir posibles complicaciones postoperatorias como trombosis venosa profunda y disminuir la atrofia muscular.
1 a 4 Semanas Postoperatorias
Durante las primeras cuatro semanas tras la operación del LCA, el objetivo sigue siendo avanzar gradualmente en el protocolo de rehabilitación, a la vez que se da prioridad a la precaución y al cumplimiento de las directrices postoperatorias. Se anima a los pacientes a continuar con los ejercicios básicos prescritos en la fase inicial, aumentando gradualmente la intensidad y la duración. Se hace hincapié en los ejercicios de flexo extensión y fortalecimiento, y a menudo se utiliza una bicicleta estática para mejorar la activación muscular y la movilidad articular, al tiempo que se minimiza el riesgo de realizar actividades de alto impacto. A medida que avanzan las semanas, la incorporación del entrenamiento de resistencia y ejercicios de propiocepción se convierte en un factor clave para sentar las bases de las fases posteriores del proceso de recuperación.
Durante este periodo, también se puede recomendar el uso de crioterapia y/o en conjunto con presoterapia para controlar las molestias y la hinchazón tras el ejercicio, además de continuar usando muletas o una férula de apoyo, sobre todo al aumentar la carga de peso en la pierna operada. Las sesiones de fisioterapia desempeñan un papel crucial en el seguimiento del progreso del paciente y en la garantía de que el programa de rehabilitación se adapte a sus necesidades y capacidades específicas, a la vez que promueven un proceso de recuperación seguro y eficaz.
A lo largo de todo el período es importante también tener en cuenta la intervención nutricional para controlar la inflamación y favorecer la ganancia muscular.
4 a 8 Semanas Postoperatorias
Continuando con la trayectoria de progreso, el segundo mes tras la cirugía del LCA marca una fase en la que el programa de rehabilitación y readaptación experimenta una evolución gradual pero claramente diferenciada. Se aconseja a los pacientes que persistan con los ejercicios introducidos previamente, a la vez que aumentan progresivamente la resistencia y la intensidad. El objetivo se centra en la incorporación de ejercicios de flexión y fortalecimiento más intensos, que a menudo se amplían para incluir el uso de bandas de resistencia y ejercicios de prensa de piernas bajo la supervisión de un fisioterapeuta cualificado o un especialista en readaptación.
En esta etapa, la transición a los ejercicios y actividades de apoyo de peso se hace más evidente, con énfasis en la promoción de la estabilidad y un desarrollo muscular equilibrado. Además, la iniciación de actividades cardiovasculares de bajo impacto, puede introducirse para mejorar el acondicionamiento físico general y facilitar una progresión suave hacia las fases posteriores del programa de rehabilitación.
De 8 a 14 semanas después de la operación
Cuando los pacientes llegan al tercer mes tras la cirugía de LCA, el programa de rehabilitación sigue girando en torno a la base establecida en las semanas anteriores. Durante esta fase, se hace hincapié en la integración gradual de ejercicios más exigentes para mejorar aún más la fuerza muscular, la estabilidad articular y la capacidad funcional general. A menudo, ello implica la incorporación de entrenamiento avanzado de resistencia, ejercicios de equilibrio y propiocepción, y la utilización de material especializado para simular movimientos funcionales y mejorar el control neuromuscular.
Además, la introducción de actividades de bajo impacto, como la natación y los ejercicios acuáticos, funciona como un componente fundamental del programa de rehabilitación durante esta fase, permitiendo a los pacientes participar en el acondicionamiento cardiovascular y el fortalecimiento muscular en un entorno controlado y solidario. Los esfuerzos conjuntos del equipo médico, incluido el cirujano, el fisioterapeuta y otros profesionales sanitarios, desempeñan un papel central en el seguimiento del progreso del paciente y en la realización de ajustes informados en el programa de rehabilitación para garantizar los resultados óptimos.
De 14 a 20 semanas después de la operación
Durante el cuarto y quinto meses tras la cirugía del LCA, la rehabilitación está orientada a avanzar aún más en la capacidad funcional del paciente y a prepararlo para un retorno gradual a las actividades deportivas específicas. Se hace hincapié en la continuidad de los ejercicios dirigidos para mejorar la fuerza, la resistencia y las capacidades del deporte, adaptados a los esfuerzos atléticos y a los objetivos funcionales individuales. Esta fase suele incluir la integración de carreras progresivas y ejercicios de agilidad, con el objetivo de mejorar la biomecánica y la eficacia del movimiento.
Además, la iniciación de un programa estructurado y progresivo de retorno al deporte, bajo la supervisión de un especialista en medicina deportiva o un fisioterapeuta, se convierte en un punto central clave durante esta fase. El programa está diseñado para reintegrar sistemáticamente a la persona en su deporte o actividad física específicos, garantizando un enfoque integral y por etapas que da prioridad a la técnica, el acondicionamiento y la prevención de lesiones. El apoyo y la supervisión del equipo médico y de los especialistas en rehabilitación desempeñan un papel fundamental a la hora de guiar al paciente en esta fase crítica de su proceso de recuperación.
Rehabilitación intensiva de 8 a 14 semanas
De la 8ª a la 14ª semana tras la cirugía de LCA, el plan de rehabilitación entra en una fase centrada en ejercicios más intensos y desafiantes para mejorar aún más la fuerza, la estabilidad y la capacidad funcional general de la rodilla. Este periodo suele incluir ejercicios específicos para fortalecer la musculatura y ejercicios avanzados de equilibrio y propiocepción, y la realización de movimientos dinámicos y específicos del deporte, bajo la supervisión de un fisioterapeuta cualificado o de un especialista en rehabilitación deportiva.
Además, la incorporación de actividades de bajo impacto, como la terapia acuática y los ejercicios bajo el agua, es un valioso componente del programa de rehabilitación durante esta fase. Estas actividades no sólo promueven el acondicionamiento cardiovascular, sino que también ayudan a desarrollar la fuerza y la resistencia funcionales en un entorno controlado y solidario, sentando unas bases sólidas para las fases posteriores del proceso de rehabilitación.
Retorno gradual a la actividad
A medida que avanza la rehabilitación del paciente, generalmente más allá del cuarto mes tras la cirugía, se produce una transición gradual hacia una gama más amplia y diversificada de actividades físicas. En esta fase se caracteriza por la reintroducción sistemática de movimientos rápidos y específicos de cada deporte, como la carrera progresiva, los movimientos de corte y los ejercicios pliométricos, todos ellos orientados a mejorar la agilidad, el control neuromuscular y la mecánica general del movimiento.
Además, la aplicación de un protocolo estructurado y progresivo de retorno al deporte, supervisado por expertos en medicina deportiva y especialistas en rehabilitación, se convierte en un aspecto crítico durante este periodo. El programa se diseña con sumo cuidado para facilitar la reintegración fluida de la persona en su práctica deportiva o física específica, haciendo hincapié en la técnica, el acondicionamiento del deporte y la reducción del riesgo de lesiones. Los esfuerzos conjuntos del equipo médico y la participación activa del paciente son esenciales para superar esta fase y garantizar un retorno seguro y eficaz al nivel de actividad deseado.
6-12 Meses
Entre el sexto y el doceavo mes tras la cirugía de LCA, el enfoque del proceso de rehabilitación se orienta a consolidar los logros funcionales alcanzados en los meses anteriores y a preparar a la persona para un potencial retorno a los deportes de competición y a las actividades de alto impacto. En esta etapa, es fundamental garantizar que la persona esté física y mentalmente preparada para afrontar las demandas del deporte que haya elegido, dando prioridad a la preservación de la salud articular y al rendimiento deportivo a largo plazo. A lo largo de esta fase, un enfoque multidisciplinario en el que participen el cirujano, el fisioterapeuta, los entrenadores de fuerza y acondicionamiento físico es esencial para optimizar la preparación de la persona para volver a sus actividades deportivas de competición.
En resumen, la recuperación tras la cirugía de LCA suele seguir un cronograma de aumento gradual de los ejercicios y la carga de peso. Es importante seguir al pie de la letra las instrucciones postoperatorias y comprender que la recuperación total puede tardar entre 9 y 12 meses. Con paciencia y una rehabilitación adecuada, es posible volver con éxito a la actividad plena. Animo encarecidamente a los pacientes a buscar orientación profesional y a escuchar a su organismo durante este proceso.